jueves, 28 de junio de 2012

¿Cómo se relacionan el VIH y el sida con el cáncer?

¿Cómo se relacionan el VIH y el sida con el cáncer?



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¿Qué es VIH / SIDA?

¿Cómo se relacionan el VIH y el sida con el cáncer?


Las personas con la infección del VIH o que han desarrollado sida pueden llegar a tener cáncer, justo como cualquier otra persona. En realidad, son más propensas a desarrollar ciertos tipos de cáncer que las personas sin la infección. De hecho, ciertos tipos de cáncer ocurren con tanta frecuencia en las personas con sida que se consideran afecciones que indican sida, es decir, su presencia en una persona infectada con el VIH es una clara señal de que se ha desarrollado el sida en toda su extensión.
Algunos otros tipos de cáncer son más comunes entre las personas con el VIH o sida que entre las personas no infectadas, pero aún no se sabe con certeza las razones de esto. En algunos casos, puede que estos tipos de cáncer se desarrollen y crezcan rápidamente debido a un sistema inmunológico debilitado a raíz de la misma infección. En otros casos, puede que sea debido a que las personas con el VIH o que han desarrollado sida son más propensas a presentar otros factores de riesgo para el cáncer, como el hábito de fumar.
Muchos casos de cáncer no son más ni menos comunes entre las personas con VIH o sida que entre las personas sin estas afecciones.

Tipos de cáncer que indican sida

Entre los tipos de cáncer que indican que una persona infectada con el VIH ha desarrollado sida están:
  • Sarcoma de Kaposi
  • Linfoma no Hodgkin (especialmente linfoma primario del sistema nervioso central)
  • Cáncer invasivo de cuello uterino (cáncer cervical invasivo)
En países industrializados como los Estados Unidos, el panorama sobre el cáncer y el VIH ha estado cambiando a medida que el tratamiento contra el VIH ha mejorado. Por ejemplo, el sarcoma de Kaposi, así como el linfoma no Hodgkin, se han vuelto menos comunes conforme más personas han recibido tratamiento eficaz contra el VIH. El uso de medicamentos contra el VIH (antirretrovirales) también ha resultado en una mejoría en las tasas de supervivencia del cáncer, pues muchas personas actualmente pueden recibir dosis completas de quimioterapia y otros tratamientos contra el cáncer convencionales, lo cual puede que no fuese posible anteriormente.

Sarcoma de Kaposi

El sarcoma de Kaposi alguna vez fue un tipo de cáncer poco común que afectaba a los hombres de edad avanzada del Mediterráneo o de ascendencia judía, a los pacientes con órganos trasplantados o a los hombres jóvenes en África. Esta forma se denomina sarcoma de Kaposi clásico o sarcoma de Kaposi endémico. Pero en los últimos 25 años, la mayoría de los casos de sarcoma de Kaposi se ha asociado con la infección con el VIH en hombres que tienen prácticas sexuales con otros hombres. Estos casos son referidos como sarcoma de Kaposi epidémico (o sarcoma de Kaposi asociado al sida).
Ahora se sabe que el sarcoma de Kaposi en las personas con el VIH está relacionado con una segunda infección viral. Este virus se llama virus del herpes humano tipo 8 (VHH-8, o HHV-8 por sus siglas en inglés), también conocido como virus del herpes asociado al sarcoma de Kaposi. Parece ser que el VHH-8 no causa enfermedad en la mayoría de las personas sanas. La infección con el VHH-8 es común en Estados Unidos entre los hombres que tienen actividad sexual con otros hombres, pero también puede transmitirse a través del sexo entre un hombre y una mujer. El VHH-8 se encuentra en la saliva, la cual puede ser un medio de transmisión.
En la mayoría de los casos, el sarcoma de Kaposi epidémico produce manchas de matiz morado o marrón (lesiones) en la piel o en la boca. Puede que el Sarcoma de Kaposi también afecte los ganglios linfáticos y otros órganos, como el tracto digestivo, el pulmón, el hígado y el bazo.
Cuando se diagnostica por primera vez, algunas personas con el VIH y el sarcoma de Kaposi no presentan otros síntomas, especialmente si sus únicas lesiones aparecen en la piel. Sin embargo, muchas personas, incluso aquellas que no tienen lesiones en la piel, presentarán inflamación en los ganglios linfáticos, fiebre sin explicación o pérdida de peso. Con el transcurso del tiempo, el sarcoma de Kaposi se propaga al resto del cuerpo, y si llega a afectar gran parte de los pulmones o intestinos, puede ser mortal.

Linfoma no Hodgkin

El linfoma no Hodgkin es un cáncer que comienza en el tejido linfoide y puede propagarse a otros órganos. Es más común en personas con la infección del VIH o sida, pero menos personas lo están desarrollando desde que los antirretrovirales se han vuelto de uso común entre estas personas.
Hay muchos tipos diferentes de linfoma no Hodgkin, pero algunos de ellos son más comunes entre las personas con sida. Uno de éstos es el linfoma del sistema nervioso central primario, el cual se origina en el cerebro o en la médula espinal. Puede que los síntomas de esta enfermedad incluyan convulsiones, parálisis facial, confusión, pérdida de la memoria y sensación de cansancio. El linfoma no Hodgkin asociado al sida puede abarcar ciertos tipos de linfomas de rápido crecimiento, incluyendo el linfoma difuso de células B grandes y el linfoma de Burkitt.
El resultado para los pacientes con linfoma no Hodgkin asociado al sida depende del tipo del linfoma y de la función inmunológica de la persona, entre otros factores. Las personas con etapa avanzada de esta enfermedad que tienen un recuento CD4 (linfocitos-T colaboradores) bajo y/o que no están bajo tratamiento con antirretrovirales, por lo general no responden tan bien como las personas sin estas condiciones.

Cambios precancerosos y cáncer invasivo de cuello uterino

El cáncer de cuello uterino es un cáncer en la región cervical, la parte inferior del útero (matriz). Como el sarcoma de Kaposi, el cáncer de cuello uterino está fuertemente asociado a una infección viral. En este caso, se trata del virus del papiloma humano (VPH, o HPV por sus siglas en inglés). El VPH puede transmitirse entre una persona y otra a través de la actividad sexual.
Las mujeres infectadas con el VIH corren un gran riesgo de contraer una neoplasia intraepitelial cervical (NIC, o CIN por sus siglas en inglés). Esta afección se caracteriza por el crecimiento anormal de células precancerosas en el cuello uterino. Con el transcurso del tiempo, la NIC puede progresar a cáncer invasivo de cuello uterino en el que las células cancerosas crecen hacia las capas más profundas de éste.
La NIC debe ser tratada para impedir que ésta invada. Esto se hace al extirpar o eliminar las capas exteriores de las células del cuello uterino. Los casos de NIC que no son tratados tienen mayores probabilidades de convertirse en un cáncer invasivo de cuello uterino en las mujeres con el VIH que en las mujeres no infectadas con el virus. Los tratamientos convencionales para la NIC en mujeres con el VIH no funcionan tan bien como en las mujeres que no tienen el VIH. La probabilidad de que la enfermedad regrese tras el tratamiento es elevada, especialmente en mujeres con recuentos CD4 muy bajos.
Las mujeres con el VIH con cáncer invasivo de cuello uterino y con función inmunológica en buen estado tienden a responder bien a la cirugía y a los mismos tratamientos como las mujeres que no tienen el VIH. Las mujeres con cáncer de cuello uterino tienden a responder mejor si no han desarrollado sida, y aquellas con recuentos CD4 (linfocitos-T colaboradores) elevados presentan resultados mejores.

Tipos de cáncer que no indican sida

Otros tipos de cáncer también son más propensos a desarrollarse en personas infectadas con el VIH que en las personas no infectadas, incluyendo:
  • Cáncer anal
  • Enfermedad de Hodgkin (linfoma de Hodgkin)
  • Cáncer de piel tipo melanoma
  • Cáncer de hígado
  • Cáncer de pulmón
  • Cáncer de boca y cáncer de garganta
  • Cáncer testicular
Puede que algunos tipos menos comunes de cáncer también sean más propensos a desarrollarse en personas con el VIH.
La relación entre el VIH y estos u otros tipos de cáncer todavía no se comprende por completo. Para ciertos tipos de cáncer, el mayor riesgo entre personas con el VIH puede que se deba a los factores de riesgo que estas personas son más propensas a tener (como los riesgos que conlleva el hábito de fumar), más que aquellos por la infección en sí. Por ejemplo, el cáncer de boca, el de garganta y el de pulmón están fuertemente vinculados con el hábito de fumar, lo cual es más común entre personas con el VIH, y la asociación entre estos tipos de cáncer y el virus se hace mucho más débil si el factor del hábito de fumar se toma en cuenta en relación al cáncer. El cáncer de hígado, de boca y de garganta (al igual que otros tipos de cáncer) están vinculados a un consumo excesivo de alcohol, lo cual también es más común entre las personas con el VIH.
Algunos de estos tipos de cáncer se han asociado a infecciones con distintos virus. Estos virus pueden causar cáncer en personas con o sin el VIH, pero el riesgo puede que sea mayor entre las personas infectadas con el virus debido a que sus sistemas inmunológicos son menos capaces de controlar el crecimiento viral. Por ejemplo, el cáncer anal, así como algunos casos de cáncer de boca y de garganta están asociados a la infección con el VPH, el mismo virus causante del cáncer de cuello uterino. Se sabe que el cáncer de hígado es más común entre personas infectadas con los virus de la hepatitis B o C. Algunos tipos de linfoma se han asociado con infecciones virales también.
Claro está que a medida que las personas con VIH están viviendo más tiempo en la actualidad, también están desarrollando otros tipos de cáncer que no están claramente asociados con el VIH, pero que son más comunes en personas de edad avanzada, tales como el cáncer de seno, cáncer colorrectal y cáncer de próstata.

Fecha de última actualización: 05/07/2012
Fecha de último cambio o revisión: 05/07/2012

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