sábado, 30 de mayo de 2009

CIENCIA aplicada


Monos trangénicos
Huisi y Wakaba. A través de rayos UV se ve la proteína fluorescente. (Nature)

Los monos transgénicos llegan al laboratorio
Clara Simón Vázquez - Jueves, 28 de Mayo de 2009 - Actualizado a las 00:00h.

A los ratones transgénicos les han salido unos competidores: Hisui, Wakaba, Banko, Kei y Kou, los cinco Callithrix jacchus transgénicos que ha obtenido el laboratorio de Erika Sasaki, de la Universidad Keio, en Japón.

Esta primera línea de animales es portadora de un gen que codifica la proteína verde fluorescente y que han conseguido que se integre completamente en su ADN.

El año pasado ya se logró el primer mono transgénico con enfermedad de Huntington, pero en ese animal el gen de la proteína verde fluorescente no se llegó a integrar de forma completa en el ADN, con lo cual no pudo transmitirlo a sus crías.

En este trabajo, que se publica hoy en Nature, el grupo de Sasaki ha empleado un vector viral para introducir el citado gen en el ADN de los animlaes y han comprobado que se integra completamente, puesto que está presente también en sus crías, que son completamente sanas y expresan los nuevos genes.

Gerald Schatten, de la Universidad de Pittsburgh, y Shoukhart Mitalipov, del Centro de Investigación Nacional de Primates de Oregón, comentan en un artículo que también se publica hoy en Nature que el estudio de Sasaki tiene varias innovaciones.

Una es que han empleado Callithrix jacchus, unos pequeños animales que alcanzan la madurez sexual al año y normalmente tienen gemelos en un periodo gestacional pequeño.

Los autores han visto que los embriones que se produjeron de forma natural eran mejores portadores de los transgenes que los obtenidos por fecundación in vitro.

Después de la inyección del gen, casi el cien por cien de los embriones naturales lo expresaban frente al 70 por ciento de los embriones de la fecundación in vitro. Cuatro de los cinco monos transgénicos se desarrollaron a partir de esos embriones naturales.

Después de transferir 80 embriones a 50 hembras, se consiguieron siete gestaciones y nacieron los cinco monos transgénicos. El gen se incorporó al genoma de las crías en varias localizaciones y se expresó en varios tejidos, que se confirmó por la expresión de la proteína.

Seguimiento
Los padres de las nuevas criaturas transgénicas siguieron a los animales hasta la madurez sexual y pudieron ver que la proteína fluorescente verde estaba también presente en sus gametos.

Sin duda alguna, el nacimiento de los animales transgénicos ha sido todo un logro científico, puesto que se garantiza que se pueden reproducir de forma natural con esa impronta genética específica.

El estudio de los primates también puede ayudar a responder a cuestiones fundamentales de la biología celular.

Las células madre de primate que se han logrado generar desde las adultas por clonación nuclear y la comparación de esas células con las iPS de células de pacientes, también derivadas de las adultas, ofrecerá una información relevante en este campo de la investigación.

Los monos transgénicos se convertirán en un potencial modelo de investigación en las enfermedades infecciosas, anomalías neurológicas e inmunológicas.

Así, los monos diseñados para expresar defectos monogénicos podrán desplazar a los ratones transgénicos o trasladar la información obtenida en animales más semejantes a los humanos.

Los modelos murinos se han empleado en la investigación de un gran número de enfermedades, desde la anemia y el asma hasta la esquizofrenia y el autismo.

Pero es difícil reproducir las enfermedades humanas en los roedores. Por eso, el avance conseguido por el grupo japonés abre una valiosa puerta en la investigación de ciertas patologías, como la fibrosis quística, ya que los ratones que la padecen no llegan a desarrollar daño pulmonar, por lo que no se reproduce igual la enfermedad.

Ya han surgido algunas voces que abogan por una adecuada regulación para agilizar el empleo de estos animales.

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