domingo, 10 de febrero de 2013

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03 AGO 09 | Una experiencia de trabajo
Dolor agudo en la columna
Son diversas las causas que pueden y provocan el dolor agudo en la columna, desde procesos derivados de trauma hasta desviaciones de origen neurológico.

Juan Rogelio Milanés, Especialista en Traumatología y ortopedia Facultad de Medicina, Cd de La Haban
Revista Dolor Clínica y Terapia
Revista Dolor Clínica y Terapia Vol. VI/ Num. 3/ 2009
 
ÍNDICE 
Desarrollo
Bibliografía
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Desarrollo
Son diversas las causas que pueden y, de hecho, provocan dolor agudo o crónico en la columna, desde los procesos derivados de traumas, lesiones vasculares, tumorales, degenerativas (artrosis) o artritis y muchas otras, como deformidades o desviaciones de origen neurológico u otras. Pero no cabe duda que los procesos discales o hernias de disco son los más conocidos o los más mencionados por la población y en las consultas médicas. Las hernias de disco se localizan en los discos intervertebrales de la columna que soportan mayor peso y están más comprimidos, es decir, en el que existe entre las dos últimas vértebras lumbares y en el que se sitúa entre la quinta vértebra lumbar y el sacro (95% de las hernias), pero también se pueden ubicar a nivel del segmento cervical de la columna. Es rara su presentación antes de los 15 años y después de los 65 años, pero la mayor parte de los humanos tendrá dolor lumbar o ciático en algún momento de su vida. Los trabajadores que usan la fuerza son especialmente susceptibles, ya que se manifiesta en alrededor de 50%. Este síndrome doloroso, entre otros, produce una gran angustia y depresión en los pacientes cuando es de larga duración, lo que propicia una mayor complejidad en su tratamiento.
Dentro de los estudios que ayudan a realizar este difícil diagnóstico se utilizan los rayos X simples, que aportan signos indirectos de relativa utilidad; en un tiempo no muy remoto se usó la mielografía (estudio contrastado de la columna), el cual es un método invasivo que aportaba resultados falsos negativos o positivos. También se emplea la tomografía computada (TAC), que aunque es un examen inocuo, de igual forma y según nuestra experiencia y la de muchos autores revisados, presentan resultados falsos positivos y negativos. De modo que la RMN es un estudio que brinda aspectos útiles en el diagnóstico y es muy empleado en la práctica médica actual; los estudios clínicos generales también sirven como métodos para descartar o diagnosticar otras enfermedades que pueden acompañar a esta patología.
El dolor de las raíces nerviosas lesionadas es tenebrante, pulsátil, profundo, indefinido, urente, con hormigueo con calambre, y se propaga por la áreas de los dermatomas musculares. El dolor intratable intenso y difuso es el más difícil de resolver cuando tiene lugar en el área de la cola de caballo. Este problema exige una evaluación física, psicológica y social muy completa. El dolor también puede provenir del área genitourinaria, gastrointestinal o muscular, pero es muy frecuente que el paciente somatice sus ansiedades. Las espondilosis, los estrechamientos del canal medular posquirúrgicos debido a fibrosis o dificultades técnicas en la extracción de discos herniarios pueden provocar con mayor frecuencia estos tipos de dolor resistentes a los tratamientos habituales.
En Cuba, en 1998, el doctor Julio C. Escarpenter y su equipo estudiaron y demostraron que no en pocos casos y ante lo difícil de este diagnóstico (SCRL), muchos cirujanos llevaron pacientes al quirófano y no demostraron la presencia del disco herniado, pero brindaron resultados alentadores en una de cada dos personas que operaron por esta causa, lo que reafirma el concepto de otros autores revisados y del nuestro, que sólo se debe operar a individuos en los que haya fracasado el tratamiento no quirúrgico.
Son muchos los procedimientos tanto quirúrgicos (artrodesis o fijación intervertebral), como rizotomías y cordotomías (acciones sobre los nervios), infiltraciones peridurales, y no quirúrgicas como el uso de soportes externos (fajas o corset), estimulación neural transcutánea, mesoterapia para el tratamiento de este complejo cuadro doloroso.
La kinesiología y la rehabilitación neuromuscular son de gran ayuda en la evolución de estos casos. En los últimos años, en Cuba la ozonoterapia en inyecciones paravertebrales y como soporte del uso de la rehabilitación y algunos medicamentos, han permitido obtener un discreto, pero alentador resultado en la cura de este síndrome de dolor de la columna y en otros alivios espectaculares, pues al ozono se le confieren propiedades de acción benéfica sobre los tejidos locales en la columna, sobre el disco y sobre el núcleo pulposo, que provocan buenas respuestas y regeneración impensables. Resultados similares han sido publicados por el Instituto Latino del Ozono en Roma y por los doctores D’Luca y Portela en España. En Buenos Aires se dan los primeros pasos en algunas instituciones privadas por neurocirujanos y con una mayor experiencia en REFEMEC (consultorio atendido por médicos cubanos revalidados en la UBA) y que poseen profesionales capacitados en esta terapéutica. No obstante, remarcamos y es nuestro intésseñalar que en esta lesión o dolor crónico en la columna lo primero sería un exhaustivo y colegiado diagnóstico a cargo de un equipo multidisciplinario si así se requiriera; luego agotar todas las posibilidades no quirúrgicas, que nunca serían con tratamientos antes de las seis a ocho semanas. Después de estas acciones, se pueden emprender terapéuticas quirúrgicas. Pero si se tomara esta conducta por indicación precisa y lógica, deben tener muy claro el médico y el enfermo que pudiera aparecer un síndrome doloroso crónico que necesitaría una cabal comprensión del paciente, de sus familiares, del profesional, y que el tratamiento constará de muchos aspectos y factores para aliviar o eliminar este discapacitante dolor.

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