viernes, 1 de febrero de 2013

Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) :: El Médico Interactivo :: “Somos el primer centro de cáncer del mundo en número de publicaciones, pero nos gustaría estar también en el top 10 en cuanto a tratamientos”

:: El Médico Interactivo :: “Somos el primer centro de cáncer del mundo en número de publicaciones, pero nos gustaría estar también en el top 10 en cuanto a tratamientos”

“Somos el primer centro de cáncer del mundo en número de publicaciones, pero nos gustaría estar también en el top 10 en cuanto a tratamientos”


Enero de 2013 - Ana Montero

María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), ha concedido una entrevisTa a EL MÉDICO

María Blasco se acerca a los dos años como directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), centro de investigación del cáncer, número uno del mundo en cuanto a porcentaje e impacto de publicaciones de alta calidad científica.  Entre sus retos de futuro figuran la creación de una fundación capaz de articular mecenazgos para el CNIO; la activación de convenios con hospitales públicos principalmente de la Comunidad de Madrid; y la búsqueda de alianzas con la industria farmacéutica para la potenciación de programas de terapias experimentales.
Ha pasado un año y medio desde que tomara posesión del cargo de directora en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), ¿cuál es el balance y qué ha ocurrido desde entonces?
Lo primero que quiero señalar son los cambios en el personal directivo producidos en esta última etapa, en este sentido, he ratificado en el cargo a Erwin Wagner, como vice-director de investigación básica, a cargo de los programas de Oncología molecular, de Biología celular del cáncer y de Biología estructural y biocomputación; y también he nombrado al prestigioso oncólogo Manuel Hidalgo como vice-director de una dirección nueva en el centro como es investigación traslacional, es decir, la que intenta trasladar los resultados de investigación básicos a cómo se previene, se diagnostica y se trata el cáncer, en definitiva, es un paso mucho más cerca de los pacientes de cáncer. Bajo esta subdirección se encuentran tres programas traslacionales como es el de patología molecular, centrado en nuevos métodos diagnósticos del cáncer; el programa de genética del cáncer, enfocado a la prevención y el diagnóstico; y el de investigación clínica. También ha habido una serie de cambios en los directores de programa de investigación, concretamente, me refiero a Manuel Serrano como nuevo director del programa de Oncología molecular, cargo que yo mantenía antes de mi nombramiento como directora del CNIO. Otro nombramiento ha sido el de Marisol Soengas, como directora del programa de patología molecular. Del mismo modo, quiero destacar una incorporación importante como es la de Marisol Quintero, como directora de innovación, que engloba los programas de Biotecnología, terapias experimentales y transferencia tecnológica y valorización, para los que ya se han conseguido acuerdos con la industria farmacéutica internacional. En este sentido, incluso se ha dado apoyo a Life Length, compañía derivada del CNIO que comercializa tecnología desarrollada internamente para medir la longitud de los telómeros como método innovador de predicción del riesgo de enfermedad, y a BioncoTech, que desarrolla un nuevo tratamiento para melanomas muy agresivos. Además, hemos hecho un acuerdo con el Instituto de Empresa para fomentar que haya una mayor creación de vocaciones y con el objetivo de que surjan más iniciativas e inquietudes empresariales desde la Ciencia.Por último, quiero referirme a Peter Klatt, como director del área de gestión científica, y a la labor de la dirección de comunicación del centro, que hasta ahora no existía, y desde la que se están haciendo esfuerzos por contar todo lo que hacemos, de hecho, el CNIO ya está presente en las redes sociales.
¿Qué papel desempeña actualmente el CNIO?
En estos momentos, el CNIO proporciona condiciones óptimas para llevar a la clínica los resultados de la investigación y, actualmente, el centro tiene 23 grupos de investigación, organizados en ocho programas de investigación, y varios hospitales asociados, de ahí que las acciones de transferencia de tecnología y de traslación sean una prioridad. Así pues, ejemplo de estas actividades son la unidad de diagnóstico molecular y la asesoría familiar del cáncer que ofreció consejo genético a más de un centenar de familias en 2011. Además, también me gustaría resaltar que el CNIO es el centro número uno del mundo en cuanto a porcentaje de publicaciones de alta calidad científicas e impacto de las mismas, concretamente en los últimos cinco años el CNIO ha producido 1.049 publicaciones. Estamos en el top 10 de los centros de investigación biomédica y en el  puesto 1 en cáncer en el mundo, en cuanto a publicaciones, incluso por delante del Dana Farber Cancer Institute de Boston, y ahora nos gustaría estar también en el top 10 del mundo en cuanto a tratamientos del cáncer.
¿Y qué le falta al CNIO para llegar a liderar ese top 10?
Desde el CNIO lo tenemos todo preparado, lo que nos falta es la finalización de  los convenios con hospitales públicos de la Comunidad de Madrid, un proceso que está resultando lento y difícil, por toda la burocracia. Esos acuerdos sí los hemos hecho con hospitales privados, en los que ha sido mucho más fácil, pero con el sistema público queremos finalizar cuanto antes estos acuerdos de colaboración para poder empezar con más pacientes y que se beneficien más personas. Ese retraso en el proceso no creo que sea por una cuestión presupuestaria, es más de burocracia, de hecho, los ensayos clínicos en fase temprana en realidad no suponen un gasto para el sistema público porque, estas moléculas que se introducen en las fases de desarrollo clínico, vienen financiadas por las compañías farmacéuticas que tienen que desarrollarlos. No es un gasto, todo lo contrario, es un ahorro y una fuente de financiación que otros países, como los anglosajones, suelen aprovechar de una manera muy eficiente. De hecho, los centros de investigación oncológica clínica más potentes están en centros de Estados Unidos, como Johns Hopkins, Memorial Sloan-Kettering, MD Anderson...
¿Cuáles son los retos de futuro?
En estos tiempos de recortes para todos, aunque, en nuestro caso, han sido relativamente modestos, desde un centro de investigación como es el CNIO, tenemos que hacer un esfuerzo por captar dinero de mecenazgo y acercarnos un poco a la cultura anglosajona donde los científicos intentan captar no sólo dinero de los organismos oficiales sino también a través de iniciativas de mecenazgo. En este sentido, uno de nuestros proyectos es la creación de una fundación, previsiblemente para 2013, capaz de articular todas estas acciones de mecenazgos para el CNIO. Para ello tenemos el apoyo firme de Carmen Vela, secretaria de Estado de Investigación y presidenta del patronato de la Fundación CNIO. Asimismo, me gustaría destacar el apoyo recibido este año por parte de la Fundación Severiano Ballesteros, interesada en apoyar la investigación en tumores del sistema nervioso central. Su ayuda ha sido sustanciosa y estamos orgullosos de haber sido el primer centro español que recibe este tipo de ayuda para, en este caso, poder atraer al centro nuevos grupos de investigación. Pensamos que es importante, en momentos en los que no podemos crecer por la situación de recortes que vivimos, crecer a base de donaciones. Esta ayuda nos ha permitido traernos a Massimo Squatrito, investigador del Memorial Sloan-Kettering de Nueva York, para trabajar aquí en tumores del sistema nervioso central. También gracias al mecenazgo, en este caso, procedente de la Asociación Española Contra el Cáncer y de la Fundación CRIS contra el Cáncer, hemos podido poner en marcha una nueva Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Próstata y atraer desde Reino Unido al investigador español David Olmos para dirigirla.
Tal y como ha informado existen nuevos tratamientos contra el cáncer en los que se están utilizando "ratones avatar", ¿cuándo serán una realidad en la clínica?
El centro trabaja fundamentalmente en ensayos clínicos de fase temprana, sobre todo, en cánceres que no tienen un tratamiento estándar que funcione, y, al respecto, existe un nuevo programa que ensaya nuevos enfoques terapéuticos personalizados, fundamentalmente en cáncer de páncreas, basado en el análisis del genoma de cada paciente y en la generación de tumores derivados del paciente en ratones. En este sentido, me gustaría destacar que este nuevo procedimiento consiste en buscar los mejores fármacos para cada paciente, es decir, tratamientos de cáncer personalizados, de manera que se estudia la información genética del tumor de cada paciente, algo que sólo se puede conseguir gracias a la colaboración entre hospitales y un centro como el CNIO; luego se selecciona el mejor fármaco e, incluso, vamos más allá y cogemos el tumor del paciente y lo trasplantamos en "ratones avatar" que luego serán tratados con una batería de fármacos preseleccionados. Una vez definido cuál es el tratamiento más efectivo, éste es el que se le aplicará al paciente. Este programa ya es una realidad en Hospital de Madrid, en breve lo será en el Hospital de Fuenlabrada, y estamos deseando iniciarlo en hospitales públicos, de hecho, la Comunidad de Madrid tiene que acelerar estos trámites burocráticos para permitir que los hospitales públicos de la región realicen los diversos ensayos clínicos y así se beneficien más pacientes. En definitiva, lo que queremos con este programa es posicionarnos entre los mejores centros del mundo en tratamientos personalizados del cáncer.
¿Cómo pueden afectar los recortes a la llegada de estos tratamientos a los hospitales?
Nuestro recorte se ha cifrado de nuevo este año en un 5 por ciento, lo que se ha traducido en recortes de personal en el centro, situándonos en niveles de 2006, concretamente en el centro hay actualmente cerca de 450 investigadores. Si tenemos en cuenta que, en global, la Ciencia española ha sufrido un recorte del 25 por ciento en los últimos años, nosotros, aunque lo hemos sufrido, éste ha sido modesto.
En esta línea, me gustaría destacar que la tasa de renovación de los grupos investigadores está en torno al 30 por ciento, respondiendo a los procesos normales de evaluación de los mismos. Esto se debe a que no somos un sistema de funcionarios, y para mantenerse no vale con ser muy bueno, hay que ser excelente para continuar y seguir siendo los mejores y los más competitivos, aun con menos dinero.
¿Es entonces, en este contexto de recorte de presupuestos, donde se enmarca la remodelación que ha sufrido en este último año el programa de terapias experimentales?
No tiene nada que ver. La tasa de renovación del CNIO, que como decía está en torno al 30 por ciento, tiene que ver con los grupos de investigación. La gente que salió del programa de terapias experimentales no eran investigadores de grupos de investigación del centro, eran personal de un programa de desarrollo de fármacos, la mayor parte personal técnico. Su salida no tuvo que ver tanto con el recorte, sino con un cambio de formato que ha habido en el programa, puesto que era muy grande y no sostenible en el tiempo. Para mí, como directora, y para el CNIO, es un valor muy importante tener un programa de desarrollo de fármacos, por lo que queríamos que se mantuviera de una manera rentable y sostenible, lo que nos ha llevado a realizar unos pequeños ajustes de personal ya que había redundancias y duplicaciones entre el personal del programa de terapias y el personal científico del CNIO. Así, con esta nueva estructura queremos que el programa funcione integrado en la dinámica general del centro. Ahora pensamos que el programa de terapias experimentales es sostenible y, aunque no hemos buscado ninguna fórmula de financiación diferente a la del resto del CNIO, sí estamos buscando alianzas con la industria farmacéutica para que nos ayuden en el desarrollo de fármacos. En definitiva, el programa de terapias experimentales es un programa más dentro del centro y es susceptible de atraer financiación de diferentes fuentes, al igual que los son otros programas de investigación. De la misma manera, al igual que se evalúan otros programas del centro, también se evalúa el de terapias experimentales, y todos los directores de programa deciden qué proyectos aborda terapias experimentales y cuáles son las apuestas para el desarrollo de fármacos, porque es una decisión de centro. Toda esta rutina está generada y puesta en marcha y estamos muy satisfechos con esta nueva reformulación del programa.
Dentro de este programa de terapias experimentales, ¿hay alguna molécula en desarrollo más avanzado que incluso pueda ser candidata a un fármaco?
El programa tiene ahora mismo tres moléculas bastante avanzadas, una de ellas muy avanzada, para las que ya existen acuerdos cerrados con la industria farmacéutica que se anunciarán próximamente. Son dianas para distintos tipos de tumores, comunes a varios tipos de tumor. Aparte de estas tres en vía de salida, vamos a incorporar, seguramente, otras dos o tres dianas, que provienen de programas de investigación básica del CNIO. Esta es nuestra oportunidad, hacer fármacos en dianas donde el CNIO tiene una ventaja, porque lo hemos encontrado nosotros y porque hemos hecho los primeros descubrimientos. Los ensayos clínicos que va a realizar el CNIO son con moléculas generadas por grandes farmacéuticas y aquí el papel del centro es muy importante porque las moléculas se tienen que probar en los pacientes y eso lo hace un hospital, donde, por lo general, no tienen los servicios -de secuenciación, de proteómica...- que se requieren para hacer este tipo de estudios de tratamientos personalizados y por eso hace falta que haya alguien entre un centro de investigación de excelencia y un hospital. Ese alguien es, en nuestro caso, Manuel Hidalgo o los jefes de grupo de su programa.
¿En qué punto se encuentra el estudio e investigación de las moléculas anunciadas por Mariano Barbacid que aseguraba que impedían la aparición y el desarrollo del cáncer de pulmón?
La "diana de Barbacid" la hemos estudiado en el programa de terapias experimentales,  se ha evaluado, y se ha demostrado que, en este momento, no era realmente competitiva. Las hemos estudiado igual que el resto, pero se determinó que no era una diana de valor. En cualquier caso, quiero señalar que no es una cuestión de Mariano Barbacid, de hecho, otros cinco proyectos, de otros investigadores, no han pasado el filtro en el momento en que han sido evaluados. En este sentido, quiero explicar que hay una serie de características que se filtran en primera instancia y otras que se filtran en segunda. Una de esas características, en primera instancia, es que el centro pueda desarrollar realmente un programa de moléculas que permita hacer diana. En este sentido, se analiza la competitividad, se ve cómo de "ocupado" está el panorama con otras compañías, se evalúa la propiedad intelectual y otra serie de criterios, y si una diana no recibe la evaluación mínima no puede pasar al siguiente nivel. Es una decisión de centro y tenemos que asegurarnos que los proyectos que se empiezan podemos abordarlos y, por eso, se hacen evaluaciones de rutina. Esto no quiere decir que, dentro de un año, si el proyecto cumple las características mínimas, pueda ser abordado.
¿En qué fase se encuentran las terapias e investigaciones sobre envejecimiento dentro del centro?
El CNIO es un centro centrado en el estudio del cáncer y uno de los factores de riesgo para el desarrollo del cáncer es el envejecimiento del organismo. En este sentido, el envejecimiento de nuestras células es uno de los factores de riesgo más relevante para el desarrollo de cualquier tipo de enfermedad, incluido el cáncer. Concretamente, en el CNIO hay tres o cuatro grupos de investigación que estudian precisamente eso, envejecimiento y cáncer. Trabajamos en vías moleculares que impactan tanto en envejecimiento y cáncer; en telómeros y telomerasas; en senescencia celular; en moléculas importantes para la reparación del ADN... Con esto quiero decir que, para el CNIO, es uno de los temas de investigación básica importantes, entender el porqué la incidencia del cáncer empieza a partir de los 50 años.
¿En qué consiste el programa de investigación de genética humana?
Este programa lo dirige el Dr. Javier Benítez, integrado bajo la vicedirección traslacional, y ahí tenemos una consulta de cáncer familiar, que está físicamente localizada en el Hospital de Fuenlabrada. Aquí acuden familias con muchos casos de cáncer, se les estudian las mutaciones y se les informa acerca del riesgo de cáncer que pueden padecer. Aparte de esta labor clínica, es decir, de impacto directo, está la tarea de búsqueda de nuevos genes responsables de cánceres familiares. Concretamente, se ha descubierto un nuevo gen, Max 1, que explica algunos tipos de cáncer familiar, de tumores neuroendocrinos. Las cosas que se descubren allí las podemos trasladar muy rápidamente al consejo genético para familias, a través de la consulta de cáncer familiar el Hospital de Fuenlabrada. Como decía, la asesoría familiar del cáncer ofreció consejo genético a más de cien familias el año pasado.
En los próximos años, ¿qué tratamientos efectivos contra el cáncer veremos?
Los ensayos clínicos son el cuello de botella para que la investigación más básica llegue a los enfermos. En este sentido, los ensayos clínicos consisten en emplear moléculas facilitadas por algunos laboratorios farmacéuticos, no desarrolladas por el propio CNIO, en pacientes con tumores muy avanzados, para los que no existe ningún tratamiento estándar disponible. Así pues, se puede seguir tratando a los enfermos con algo que sabemos que no va a funcionar o se puede secuenciar el tumor, mirar la expresión génica, y elegir la mejor solución de fármaco para el paciente. De este modo, conseguimos avanzar en el conocimiento del cáncer, en el desarrollo de nuevos fármacos, y además podemos alargar la vida de estos pacientes de cáncer. Hemos tenido casos de pacientes con cáncer terminal de páncreas, que tenían una esperanza de vida de meses, y que están vivos después de cinco años. Es la diferencia entre hacer algo de manera racional y basado en la investigación o, simplemente, dar un tratamiento que sabemos que no va a servir de nada. Hay que buscar el "match" entre el tumor de una persona y el mejor fármaco para ese tumor y todo eso requiere de investigación, hay que estratificar a los pacientes, no se puede hacer a ciegas. Esto es o será un antes y un después en el tratamiento del cáncer.  Creo que en España todavía estamos aplicando, a veces, tratamientos de hace 20 años y usando quimioterapias que no van dirigidas y son completamente inespecíficas, no se está notando el desarrollo que está realizando la industria farmacéutica en estas terapias. Aunque hay claros avances, como en el caso del cáncer de pulmón o en melanoma, en otros tipos de cáncer existe esa especie de "cuello de botella". En definitiva, estos ensayos clínicos son la única manera de introducir los nuevos fármacos inteligentes y personalizados, es decir, aquellos que van a matar a la célula tumoral, y no a la sana, y que pueden suponer realmente una diferencia en el tratamiento del cáncer.
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