lunes, 22 de octubre de 2012

IntraMed - Artículos - ¿Cómo ser madre y médica..., sin desfallecer en el intento?

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IntraMed - Artículos - ¿Cómo ser madre y médica..., sin desfallecer en el intento?



21 OCT 12 | La profesión y la vida
¿Cómo ser madre y médica..., sin desfallecer en el intento?

Experiencias, vivencias, visiones de nuestras lectoras y un análisis sobre la compleja combinación de maternidad y medicina.

Por Ximena Abrevaya para IntraMed
 
ÍNDICE 
Parte 1
Parte 2
Parte 1






Se sabe que ser madre y profesional no es tarea fácil de compatibilizar. Y si se es médica, muchas veces exige un esfuerzo sobrehumano: residencias, guardias, horarios caóticos, convierten a las madres-médicas en verdaderas estrategas a la hora de repartir el tiempo entre el trabajo, los hijos, y las ocupaciones domésticas. Primero vendrán los pañales, luego los deberes, y más tarde tal vez algún conflicto adolescente. Puede que haya una niñera, un papá, una abuela, y hasta tal vez una tía o una amiga, dispuestos a colaborar.

Aún así, será difícil reemplazar completamente a una madre. Mucho menos si es la biología la que impone restricciones y responsabilidades. Embarazo y lactancia: reemplazantes abstenerse.


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Apéndice:
Los comentarios de la escritoria María José Eyras sobre las opiniones del FORO IntraMed "Madres y médicas"

Creo que a las mujeres médicas, como a todas las mujeres profesionales, nos toca vivir un momento de transición. La familia ya no es la tradicional, con su clásica repartición de roles ( hombre proveedor, mujer ama de casa ) ni tampoco es la familia flexible que toma en cuenta los roles que la mujer ha sumado. De a poco, muy de a poco, algunos hombres están compartiendo tareas en la casa y la crianza, y comprendiendo que el reparto puede ser a veces injusto. Pero la mayoría aún lo espera todo de la mujer.

Entonces, las médicas madres, que además se enfrentan al ejercicio de una profesión  tradicionalmente masculina, y a modelos de eficiencia en el trabajo propios del varón ( apoyado por una mujer, como dije antes ), también participan de esta transición donde impera el desequilibrio. Para recuperar el equilibrio, las profesionales tenemos que revisar la presión de nuestras expectativas de desarrollo y trabajo. Y ajustarlas a la realidad de haber incluido hijos en nuestro proyecto vital. Para eso, es bueno no perder de vista la perspectiva del tiempo. Los años de crianza son muy importantes y no son tantos. Los hijos, una vez que dejan la escuela primaria ( doce años en Argentina ) requieren menos tiempo, salen a la vida y es poco lo que podemos agregar a su formación cuando son adolescentes y en plena y sana rebeldía, no quieren escuchar. Tal vez, esta sea la hora de los cursos de perfeccionamiento y no cuando nos reclaman dos hijos pequeños.
También, es positivo hablar a menudo con el padre de nuestros hijos, decirle con claridad qué necesitamos de él y cómo podría ayudarnos. Es decir, actualizar los pactos tácitos que responden a viejos modelos de familia, adaptarlos a la realidad de la mujer madre y profesional a la vez. Y luchar, en cada ámbito, por condiciones de trabajo más humanas, que incluyan la coyuntura de la maternidad, los hijos pequeños y la crianza
(licencias, guarderías en el lugar de trabajo, trabajos de medio tiempo, etc.).

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