viernes, 19 de octubre de 2012

El nivel de dolor tras un accidente de coche podría depender de los genes, plantea un estudio: MedlinePlus

El nivel de dolor tras un accidente de coche podría depender de los genes, plantea un estudio: MedlinePlus

 

El nivel de dolor tras un accidente de coche podría depender de los genes, plantea un estudio

Los hallazgos podrían llevar a un mejor tratamiento para las personas con lesiones menos obvias

Traducido del inglés: miércoles, 17 de octubre, 2012
Imagen de noticias HealthDay
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MARTES, 16 de octubre (HealthDay News) -- La cantidad y gravedad del dolor que se experimenta tras un accidente de automóvil podría depender de los genes, sugieren unas nuevas investigaciones iniciales.
En dos estudios basados en datos recolectados de 948 víctimas adultas de accidentes de coche, científicos de la Universidad de Carolina del Norte hallaron que unas variaciones genéticas heredadas afectaban la respuesta de los participantes a la intensidad del dolor, tanto inmediatamente tras el accidente como seis semanas más tarde.
"Los hallazgos son importantes porque actualmente los pacientes que sufren de dolor persistente y que no sufren de cosas que se puede ver que están obviamente dañadas con frecuencia se consideran con mucha suspicacia y no reciben el tratamiento que necesitan", señaló el autor principal del estudio, el Dr. Samuel McLean, profesor asistente de anestesiología. "Esto muestra una base biológica para el desarrollo de estos síntomas".
Los estudios fueron presentados el martes en la reunión anual de la Sociedad Americana de Anestesiólogos (American Society of Anesthesiologists, ASA) en Washington, D.C.
Investigaciones anteriores han sugerido que el dolor tras un accidente de coche no se debe solamente al daño de los tejidos pro el trauma, sino que también podría verse muy influenciado por los sistemas fisiológicos que tienen que ver con la respuesta del organismo a la colisión, señalaron los autores del estudio. Los participantes de la investigación actual proveyeron una muestra de sangre tras ser tratados en una sala de emergencias de un hospital, y también fueron evaluados en cuanto a la extensión y la severidad del dolor en la visita de emergencias y seis semanas después.
El primer estudio examinó el rol de la dopamina, un neurotransmisor que ayuda a regular el procesamiento del dolor. Halló que las variantes genéticas asociadas con el receptor 2 de la dopamina contribuyen a la gravedad del dolor inmediatamente tras el choque.
El segundo estudio evaluó el rol de un sistema hormonal conocido como el eje hipotalámico-pituitario-adrenal, que ayuda a regular la respuesta del organismo a eventos estresantes. Halló que una variante genética se relacionaba con un riesgo 20 por ciento más alto de dolor de cuello de moderado a severo en las seis semanas tras la colisión, además de un mayor dolor corporal.
"Lo que estamos aprendiendo es que la maquinaria fisiológica que se activa ante la exposición a una situación potencialmente letal, como un accidente de coche o una situación muy estresante, puede llevar a dolor persistente si las cosas no salen exactamente bien", apuntó McLean. "En los accidentes de coches, históricamente, el desafío ha sido que... si [a los pacientes] les sucede algo, deberíamos poder verlo, hallarlo con una radiografía o una IRM, y esa discusión continúa. Pero hemos obviado este punto importante, que hay toda una biología que puede provocar dolor que no tiene nada que ver con un hueso roto o un músculo desgarrado".
La investigación podría eventualmente abrir las puertas a nuevas formas de personalizar los tratamientos del dolor para cada paciente, para aliviar mejor su sufrimiento, señaló el Dr. John Dombrowski, director del Centro del Dolor de Washington en Washington, D.C.
"Creo que es fascinante porque soy un profesional clínico que atiende a los pacientes en primera línea", apuntó Dombrowski, quien también es presidente del comité de comunicaciones de la ASA. "Este tipo de información me ayuda a comprender cómo administrar mejor la atención".
Sin embargo McLean, el autor de los estudios, advirtió que las investigaciones representan un primer paso generalizado hacia la individualización de la atención del dolor, y anotó que identificar la biología del dolor es un inmenso logro en sí.
"Estamos en las etapas iniciales, intentamos averiguar la biología de esta enfermedad, y luego cómo esa biología varía de una persona a otra", planteó.
La investigación presentada en conferencias científicas no ha sido revisada por profesionales, y los resultados se consideran preliminares.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Samuel McLean, M.D., assistant professor, anesthesiology, University of North Carolina, Chapel Hill; John F. Dombrowski, M.D., director, Washington Pain Center, Washington, D.C., and chair, committee on communications, American Society of Anesthesiology (ASA); Oct. 16, 2012, presentations, ASA annual meeting, Washington, D.C.
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