Una revisión óptica de los cambiantes estados psicosomáticos

Hay miradas asesinas, hechizadoras, despreciativas, insultantes, seductoras, vacías, dormidas, calmantes y acogedoras. Un software que se aplicó al cuadro de la Mona Lisa, de Leonardo da Vinci, y que calibraba los rasgos de su rostro, reveló que está un 83 por ciento feliz, un 9 por ciento disgustada, un 6 por ciento temerosa y un 2 por ciento enfadada. Pero luego cada uno la ve a su manera, dependiendo también del estado de ánimo personal, de las luces exteriores e interiores.

J. R. Z. | 25/07/2012 00:00

Sobre el mirar y el mirarse, cómo nos vemos, cómo nos ven, del autoconocimiento sin estrabismos ni miopías, trata este nuevo libro de Manuel Álvarez, director del Centro Médico Psicosomático de Sevilla y primer presidente de la Sociedad Andaluza de Medicina Psicosomática.

A diferencia de muchos panfletos de autoayuda que remarcan obviedades epidérmicas, El Efecto Gioconda, de la editorial Almuzara, pone al lector frente al espejo de la vida, que refleja tanto los granos y arrugas como las sonrisas y las tersuras.

A través de experiencias personales y de pacientes, de citas selectas, de cuentos y fábulas aleccionadores, y del sentido común acumulado por la experiencia clínica, el autor aconseja cómo distinguir y aprovechar el tipo de mirada ajena y cómo corregir los desenfoques personales. Es una revisión óptica de los estados del alma: de la depresión, la soledad, el perfeccionismo, el desamor, la ansiedad, la hipocondría, la susceptibilidad; de los desequilibros entre el super-yo y el infra-yo y del esfuerzo permanente para conocerse tal como uno es y para aprender a convivir con el yo auténtico.

En último término, es una guía contra las infelicidades que apoya los cimientos no en la epidermis, sino en las profundidas del espíritu humano.