SEGÚN LOS EXPERTOS REUNIDOS EN LA UIMP
No habrá una 'pildora milagrosa' para adelgazar
No parece que la píldora para perder peso sea una realidad cercana, según los expertos reunidos en la UIMP, que han analizado el efecto de un fármaco recién aprobado por la FDA que regula la saciedad.
Santiago Rego. Santander | 09/07/2012 00:00
Nada de triunfalismos. "No veo cercana una píldora salvadora para adelgazar o no engordar". Y, sobre todo, mucho realismo. "Hasta ahora el tratamiento farmacológico ha sido decepcionante, y cualquier producto es bienvenido, pero no soy muy optimista, la verdad". Lo ha dicho Manuel Serrano Ríos, director de la Escuela de Nutrición Francisco Grande Covián. Los especialistas reunidos en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) han cuestionado el descubrimiento de un nuevo fármaco contra la obesidad -lorcaserina-, aprobado por la Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA), el primero al que se da el visto bueno en 13 años, y cuyo mecanismo de acción consiste en influir en las señales cerebrales ligadas con el control de la saciedad y del apetito.
Desde la atalaya de una larga experiencia como internista preocupado por la obesidad, Serrano ha dicho sin ambages que hay que ser cautos en aceptar que exista una solución definitiva para adelgazar. "No observo en el horizonte ninguna píldora milagrosa, y ahora creo que la única fórmula mágica para controlar el sobrepeso es llevar una vida y una dieta equilibrada; comer siempre que sea posible en casa, porque hacerlo fuera aumenta la probabilidad de engordar, y realizar actividad física". Ni un solo reparo a lo expresado por Serrano entre sus compañeros de mesa de debate: Manuel Bueno y Marius Foz, profesores eméritos de las universidades de Zaragoza y Barcelona, respectivamente, y José Antonio Mateos, secretario general del Instituto Danone y patrocinador del curso, que ha celebrado su décimo aniversario en el Palacio. "La industria ha gastado, sin éxito, millones de dólares en la búsqueda de una píldora mágica contra la obesidad.
El fármaco es un inhibidor selectivo del apetito, que podría ser un aporte positivo, pero el problema radica en que no interviene de forma genérica, sino específicamente sobre un receptor -el 2c-, el más ligado a la saciedad, por lo que no sabemos si será suficiente. Tenemos que ser muy cautos con un fármaco que ataca sólamente una diana", ha añadido.
Bueno y Foz han resaltado que el tratamiento farmacológico de la obesidad "hasta ahora ha sido decepcionante, en parte porque la mayoría de las soluciones que se proponen han sido evitar el apetito excesivo. Pero los fármacos que sólo inhiben una rama del equilibrio pueden crear desequilibrios".
Serrano ha precisado que "no hay que despreciar el progreso que suponen los nuevos medicamentos, pero no vendrá una píldora salvadora de inmediato. Lo ideal sería una polipíldora que disparase contra más de una diana".
Estilo de vida
En cualquier caso, los especialistas han observado que mientras llega o no esa píldora tan ansiada, nada mejor que propiciar un estilo de vida que debe empezar obligatoriamente en la escuela. "Existe un interés creciente, pero no basta con eso", han avisado antes de recalcar la importancia de controlar qué ocurre en los comedores escolares. "No basta con que los padres conozcan el menú de sus hijos en el colegio, sino controlar si toman o no la comida cada día", ha dicho Bueno.
Los expertos han considerado que, con la crisis, los españoles están cambiando su cesta de la compra, y es previsible que se vean los efectos que produce en la salud "comer peor, no en cantidad, sino en calidad. Si se consume lo más barato, que suelen ser alimentos con mayor contenido de grasa, los grupos sociales más vulnerables estarán más expuestos a la obesidad, porque, a menor poder adquisitivo, más grasa se ingiere".
Desde la atalaya de una larga experiencia como internista preocupado por la obesidad, Serrano ha dicho sin ambages que hay que ser cautos en aceptar que exista una solución definitiva para adelgazar. "No observo en el horizonte ninguna píldora milagrosa, y ahora creo que la única fórmula mágica para controlar el sobrepeso es llevar una vida y una dieta equilibrada; comer siempre que sea posible en casa, porque hacerlo fuera aumenta la probabilidad de engordar, y realizar actividad física". Ni un solo reparo a lo expresado por Serrano entre sus compañeros de mesa de debate: Manuel Bueno y Marius Foz, profesores eméritos de las universidades de Zaragoza y Barcelona, respectivamente, y José Antonio Mateos, secretario general del Instituto Danone y patrocinador del curso, que ha celebrado su décimo aniversario en el Palacio. "La industria ha gastado, sin éxito, millones de dólares en la búsqueda de una píldora mágica contra la obesidad.
El fármaco es un inhibidor selectivo del apetito, que podría ser un aporte positivo, pero el problema radica en que no interviene de forma genérica, sino específicamente sobre un receptor -el 2c-, el más ligado a la saciedad, por lo que no sabemos si será suficiente. Tenemos que ser muy cautos con un fármaco que ataca sólamente una diana", ha añadido.
Bueno y Foz han resaltado que el tratamiento farmacológico de la obesidad "hasta ahora ha sido decepcionante, en parte porque la mayoría de las soluciones que se proponen han sido evitar el apetito excesivo. Pero los fármacos que sólo inhiben una rama del equilibrio pueden crear desequilibrios".
Serrano ha precisado que "no hay que despreciar el progreso que suponen los nuevos medicamentos, pero no vendrá una píldora salvadora de inmediato. Lo ideal sería una polipíldora que disparase contra más de una diana".
Estilo de vida
En cualquier caso, los especialistas han observado que mientras llega o no esa píldora tan ansiada, nada mejor que propiciar un estilo de vida que debe empezar obligatoriamente en la escuela. "Existe un interés creciente, pero no basta con eso", han avisado antes de recalcar la importancia de controlar qué ocurre en los comedores escolares. "No basta con que los padres conozcan el menú de sus hijos en el colegio, sino controlar si toman o no la comida cada día", ha dicho Bueno.
Los expertos han considerado que, con la crisis, los españoles están cambiando su cesta de la compra, y es previsible que se vean los efectos que produce en la salud "comer peor, no en cantidad, sino en calidad. Si se consume lo más barato, que suelen ser alimentos con mayor contenido de grasa, los grupos sociales más vulnerables estarán más expuestos a la obesidad, porque, a menor poder adquisitivo, más grasa se ingiere".
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