domingo, 8 de julio de 2012

Fármacos en potencia | País Vasco | EL PAÍS

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Fármacos en potencia

Dos bilbaínos son los artífices de una innovadora técnica para el análisis masivo de medicamentos. Lideran un proyecto para lograr terapias contra el cáncer

 

Los cinco integrantes de la empresa IMG Pharma, una de las empresas emprendedoras del vivero de la UPV. / santos cirilo
 


El desarrollo de un fármaco se puede prolongar entre ocho y 10 años y cuesta una media de 800 millones de dólares. La investigación clínica para dar con las moléculas que causen exclusivamente el efecto deseado es ardua. Y muy cara. Pero ahora, gracias a un proyecto biotecnológico nacido al calor de Zitek, el vivero de empresas de la UPV, es posible el análisis masivo de potenciales fármacos. Un hito que reduce considerablemente el coste, tiempo y duración en la etapa preclínica y cuyos artífices son dos bilbaínos treintañeros, Egoitz Astigarraga y Gabriel Barreda, socios fundadores de IMG Pharma.

En 2010 unieron las fuerzas de sus respectivas tesis en farmacología y química física. De ahí surgieron dos patentes que hoy impulsan Oncoslide, un ambicioso proyecto para estrechar el cerco a los medicamentos contra el cáncer. Les avalan varios reconocimientos como jóvenes emprendedores y la financiación suficiente para que la línea de investigación antitumoral sobreviva cuatro años más.

Se consigue reducir el coste, tiempo y duración en la etapa preclínica

Desde el pequeño laboratorio que comparten en el campus de la UPV han formado un equipo de tres doctores y dos técnicos. Apasionados y con buena sintonía, Egoitz y Gabriel se interrumpen constantemente entre ellos a la hora de explicar, muy divulgativos, en qué consiste el análisis de fármacos: “Son moléculas diseñadas para unirse a las antenitas de la pared celular, las proteínas de membrana de una determinada parte del cuerpo”, explica Egoitz. “Si se unen a otras zonas o no crean la acción deseada llegan los efectos secundarios, como cuando una aspirina cura el dolor de cabeza pero provoca una úlcera”, añade. Aquí Gabriel le interrumpe para matizar que “la viagra es una excepción que se inventó para el corazón aunque luego se vio que el efecto secundario era más importante a nivel económico”. Ambos reconocen que es muy raro que un efecto adverso sea beneficioso. Lo normal es que ese fármaco se retire con el consiguiente dinero en investigación invertido tirado a la basura.

Aquí entra el microdispositivo, o microarray, creado por Egoitz y Gabriel; un soporte diminuto que permite depositar muestras de la pared celular de distintos tejidos. Con un robot automatizado se van aplicando las moléculas del fármaco a probar. Un solo microdispositivo permite contener muchas más muestras de tejidos sanos y enfermos que el soporte habitual de una farmacéutica. “Aporta 1.000 veces más información, de golpe y en menos espacio, así predices los efectos adversos y al mismo tiempo descubres nuevas dianas. Es muy importante ahorrar costes descartando cuanto antes”, puntualiza Egoitz. En el caso del Oncoslide, se depositan nanogramos de membranas celulares extraídas de diversos tumores donde se encuentra cierta diana terapéutica. Analizan los resultados por cambios de densidad y ven en qué sitios las moléculas del fármaco se han unido y en cuales no.

Las ventajas son considerables y las aplicaciones, innumerables. El proceso de investigación se abarata porque la eficacia de las pruebas en la fase preclínica, donde se detectan los posibles efectos secundarios, es mucho mayor. Se reducen los residuos generados y tiene el valor ético de disminuir enormemente la experimentación con animales.

IMG Pharma se encuentra en un pequeño laboratorio de la UPV

Además del Oncoslide, su proyecto estrella en estos momentos, IMG Pharma tiene otras líneas de investigación en marcha. Gabriel explica la que está dirigida a enfermedades neurodegenerativas: “Estamos colaborando con el centro navarro Cima, que tiene modelos de animales con Parkinson. Es la misma idea, coger muestras de ese modelo en el microdispositivo e investigar qué moléculas están implicadas, encontrar nuevas dianas terapéuticas”. También tienen en mente crear un kit de diagnóstico para enfermedades autoinmunes. Cualquier tipo de célula o tejido es susceptible de ser analizado en el microdispositivo de IMG Pharma.

El primer reconocimiento a su labor les llegó al año de montar la empresa, con el Premio Bancaja de Jóvenes Emprendedores. Durante 2012, como dice Egoitz, han estado “como el Athletic, ¡finalistas en todo!”. Así ha sido en los XXII Premios Toribio Echevarría y en los Premios Emprendedor XXI Euskadi. “Parece que vamos en el buen camino”, afirma con falsa modestia. Pero acto seguido, Egoitz se pone serio y declara que han peleado mucho por este proyecto. “Ha sido una apuesta personal y hemos puesto toda la carne en el asador. No hay que mirar adelante desde el miedo sino ponerse manos a la obra”, afirma.

Les acaban de conceder la beca Torres Quevedo, del Ministerio de Economía y Competitividad, que les permite incorporar dos doctores al proyecto Oncoslide. Sus aspiraciones son dejar pronto el laboratorio compartido de Zitek, que se les empieza a quedar pequeño, y trasladarse al parque tecnológico de Bizkaia el año que viene. Gabriel cuenta que también se han lanzado a hacer una ampliación de capital, “para incorporar nuevos investigadores” y un instrumental que nos permita analizar 100 ó 200 microdispositivos en cada tanda, en lugar de 14 como ahora. “Hay que tener presente que en estos proyectos el capital humano es lo más importante”, concluye.

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