sábado, 30 de junio de 2012

Espacios protegidos para enfermas de cáncer de mama | Cáncer | elmundo.es

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PSICOLOGÍA | Talleres Carmen Barba

Espacios protegidos para enfermas de cáncer de mama

Vídeo: Carlos García
La Hoja de Ruta que siguen las enfermas de cáncer de mama está marcada por los médicos. Intervención quirúrgica antes o después de la quimioterapia, en caso de que sea necesaria, radioterapia, hormonas... un camino que sana el cuerpo. ¿Y las emociones? ¿Cómo podemos aprender a cuidarnos más y mejor?

En el Hospital Madrid Sanchinarro, a instancias de la doctora Laura García Estévez y bajo la supervisión de la psicóloga y especialista en análisis de género Yolanda Bernárdez, de Aldaba Terapeutas, han puesto en marcha una experiencia pionera que consiste en crear "espacios protegidos" para que enfermas de cáncer de mama pongan en común su recorrido emocional y aprendan de sus experiencias. Hasta ahora se han beneficiado dos grupos, uno formado por ocho mujeres que ya han superado la fase más dura del tratamiento, y otro de jóvenes en la treintena.

"La finalidad es incrementar nuestro 'bien-estar' y la herramienta que hemos usado nosotras es el enfoque corporal", explica Yolanda Bernárdez, que dirige las sesiones, que han sido posibles gracias a la financiación de Genetrix, Glaxo, Celgene y Teba. "Lo que me hace bien me da salud", repite a sus discípulas Yolanda. "Las mujeres estamos socializadas en la ética del cuidado, sabemos cómo cuidar a los otros, pero no sabemos cómo cuidarnos nosotras", señala Yolanda.

Los talleres llevan el nombre de Carmen Barba, enferma de la unidad de mama que combatió el cáncer durante cuatro años. "Debería abordarse el cuidado emocional de las pacientes, como propone esta iniciativa, de modo que talleres como estos formen parte del protocolo del tratamiento", comentaba Carmen a Isabel Calleja, Almudena Díaz, Miriam García, Pilar Ibarra, Isabel Melero, Teresa Pintado, Manuela Soler, y a quien suscribe estas líneas, las privilegiadas que nos hemos beneficiado de esta aventura, que para seguir adelante necesitaría financiación urgente.

"Los talleres me han permitido compartir miedos, emociones y sensaciones. Una vez superada la fase más dura, es difícil encontrar ese espacio. He podido escuchar mi cuerpo para saber qué me hace sentir mejor y por qué", comenta Almudena Díaz, ingeniera y madre de cuatro hijos de corta edad.
"Ojalá no terminen siendo un hecho aislado sino que tengan continuidad porque han mostrado que son una gran oportunidad para quienes los han disfrutado", soñaba en voz alta Carmen en su despedida.

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