martes, 10 de abril de 2012

La EMR+ por citometría de flujo es un factor pronóstico en mieloma múltiple - DiarioMedico.com

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mejorar el tratamiento del mieloma

La EMR+ por citometría de flujo es un factor pronóstico en mieloma múltiple

El mieloma múltiple constituye una de las enfermedades hematológicas más complejas; de ahí que el Grupo Español de Mieloma (GEM) haya organizado un encuentro para la puesta al día en aspectos biológicos y terapéuticos. Una vez demostrado que la citometría de flujo es útil para ver la respuesta a los tratamientos, el GEM se centra en tratar las recaídas.
Ana Callejo Mora   |  10/04/2012 00:00

Bruno Paiva y Juan José Lahuerta
Bruno Paiva y Juan José Lahuerta, en el encuentro sobre mieloma múltiple en Madrid. (José Luis Pindado)
 
 
"Si todos los especialistas en Hematología del mundo se han implicado tanto en los últimos años en mejorar el tratamiento del mieloma, y eso se ha traducido en un aumento importante de la supervivencia de los pacientes, tiene sentido también que seamos capaces de mejorar cómo evaluamos la respuesta al tratamiento. En concreto, se puede mejorar la definición de remisión completa en mieloma a través de la citometría de flujo, de las técnicas moleculares y las de imagen", ha afirmado Bruno Paiva, investigador del Laboratorio de Inmunopatología y Citometría de Flujo en el Hospital Universitario de Salamanca, que ha participado en el encuentro científico MM: El conocimiento de 2011 en la práctica clínica, celebrado en Madrid.

Con el objetivo de actualizar las novedades del último año en el campo del mieloma múltiple, desde la biología hasta las últimas novedades terapéuticas, el Grupo Español de Mieloma (GEM), con el apoyo de Celgene, ha reunido a los principales hematólogos del panorma nacional.

Según Paiva, "lo que varios grupos, incluido el GEM, han demostrado es que el paciente con mieloma que alcanza una remisión completa tras tratamiento y que presenta todavía enfermedad mínima residual (EMR) detectable por técnicas accesibles, tendrá un pronóstico igual de malo que el paciente que no responde al tratamiento. Se trata de la premisa para que, como en otras hemopatías malignas (leucemia mieloide crónica y leucemia linfoblástica aguda), en mieloma en el futuro se pueda hipotetizar que la monitorización de enfermedad mínima residual vaya a tener un papel muy importante en la medicina personalizada".

Para detectar este factor pronóstico se necesita una técnica de fácil incorporación en la clínica, que sea muy sensible y rápida. Y ésa es, en opinión de Paiva, la citometría de flujo. "Antes tenía una sensibilidad inferior a la técnica PCR pero ahora, fruto de los avances en los instrumentos y las estrategias de análisis, es igual o superior. Por fin se puede hablar de su estandarización".

Sobre este tema, Juan José Lahuerta, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Universitario 12 de Octubre, de Madrid, y coordinador de la reunión, ha comentado que "en el análisis de la calidad de la respuesta por citometría de flujo el GEM está marcando la pauta y la referencia en el mundo. Ocurre lo mism0 en cuanto al estándar de tratamiento en primera línea".


En caso de recaídas

En el tratamiento de las recaídas, el GEM tiene una experiencia más limitada, ha reconocido Lahuerta; no obstante, "se están efectuando dos ensayos clínicos, uno de ellos con pomalidomida", un fármaco derivado de la talidomida que actúa como inmunomodulador.

Además, el hematólogo del 12 de Octubre ha presentado el futuro ensayo GEM12 para enfermos candidatos a trasplantes en el que, por primera vez, se va a utilizar la determinación de EMR en el algoritmo terapéutico.

Otro ensayo ya en marcha, esta vez mencionado por Paiva, tiene como objetivo caracterizar muy bien la célula quimiorresistente. "Si entendemos cuáles son los mecanismos que la convierten en resistente podríamos dar un paso hacia la curación del mieloma".

Del trasplante mieloablativo al alogénico


Joan Bladé, del Departamento de Hematología del Hospital Clínico de Barcelona, ha recordado que, antes, "el trasplante del mieloma múltiple consistía en dosis muy elevadas de quimio-radioterapia. Era el llamado trasplante mieloablativo o convencional. Se hacía a menores de 50-55 años, pero la mortalidad era muy alta. Sin embargo, ahora se ha pasado al trasplante alogénico con acondicionamiento de intensidad reducida o minitrasplantes. La preparación para el trasplante sólo requiere quimioterapia, la tolerancia es mejor y la mortalidad se ha reducido a un 15 ó 20 por ciento".

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