miércoles, 16 de marzo de 2011

La inyección de IGF-1 se postula como solución a la hipoacusia neurosensorial - DiarioMedico.com

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ESPAÑA
HAY DIVERSOS GENES, ENTRE ELLOS ALGUNOS LIGADOS AL DESARROLLO RETINIANO, VINCULADOS CON LA PATOLOGÍA
La inyección de IGF-1 se postula como solución a la hipoacusia neurosensorial
El grupo de Isabel Varela-Nieto, del IIB Alberto Sols, trabaja sobre modelos animales deficientes en IGF-1, cuya carencia está relacionada con un tipo de hipoacusia neurosensorial. Sus hallazgos han derivado en una colaboración con Luis Lassaletta, del Hospital La Paz, para quien una futura terapia podría basarse en inyecciones intratimpánicas de IGF-1.


José A. Plaza - Miércoles, 16 de Marzo de 2011 - Actualizado a las 00:00h.



En primer plano, Luis Lassaletta, del Hospital La Paz, e Isabel Varela, del IIB. Al fondo, María Rodríguez, Guadalupe Camarero, Lourdes Rodríguez y Raquel Martínez, del grupo de Varela.




Isabel Varela-Nieto lleva dos décadas estudiando la implicación del factor IGF-1 en el desarrollo del oído interno. En los años 80 se descubrió el primer caso de hipoacusia por mutación en IGF-1, que en concreto conducía a sordera neurosensorial sindrómica acompañada de retraso en el crecimiento.

Se trata de una enfermedad rara de la que hay muy pocos afectados. Aunque los casos de alteraciones en las dos copias se pueden contar en la literatura científica con los dedos de las manos, los afectados heterocigotos representan un número algo mayor dentro de la poca incidencia y pueden ser básicos para conocer mejor la patología.

Hoy día se conocen cinco mutaciones diferenciadas en IGF-1, la última de las cuales no produce sordera total porque la secreción del factor no es del todo inexistente. Durante los últimos diez años, el grupo de Varela, del Laboratorio de Neurobiología de la Audición en el Centro de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols de Madrid, se ha valido de modelos de ratón deficientes en IGF-1 para desentrañar la relación concreta entre el factor y la hipoacusia.

Homeostasis coclear

Su grupo, al que pertenecen Silvia Murillo, María Rodríguez, Guadalupe Camarero, Lourdes Rodríguez y Raquel Martínez, ha estudiado esta deficiencia en relación al envejecimiento y ha comprobado que la sordera se debe a una pérdida neuronal por apoptosis: "La cóclea no mantiene la homeostasis, hay más estrés oxidativo y aparece la hipoacusia con alteraciones metabólicas asociadas al estrés vascular".

En uno de sus hallazgos más recientes, Varela-Nieto ha incluido un nuevo agente de estudio, la retina, y ha descubierto que la carencia de IGF-1, junto con el envejecimiento, acelera la pérdida de visión, provocando casos de sordoceguera. Estos resultados están vinculados con modelos de estudio que cuentan con la primera de las mutaciones descubiertas en IGF-1, en concreto una deleción en el exón 3, que cursa con niveles nulos de factor circulante.

¿Por qué afecta específicamente al oído la falta de IGF-1? Un análisis por microarrays ha desvelado numerosos genes implicados, algunos relacionados con el desarrollo retiniano. Varela-Nieto destaca la relevancia del factor de transcripción MEF2, que hasta el momento no se había vinculado con el oído interno, y la de factores de la familia forehead, concretamente FOXM1, que compensa en parte los efectos de IGF-1.

En definitiva, IGF-1 es fundamental para el funcionamiento neuronal y para la homeostasis coclear, lo que abre la puerta a una terapia, "quizá como apoyo a los implantes cocleares, que tendría más posibilidades en el sentido de protección que en el de regeneración". Un grupo japonés ya ha dado uno de los primeros pasos y ha inyectado con éxito de forma transtimpánica IGF-1 en casos de personas afectadas de sordera súbita.

Inyección intratimpánica

En este nuevo escenario, el de la clínica, entra en juego Luis Lassaletta, del Hospital La Paz, de Madrid, que ha empezado a colaborar con Varela. Según ha explicado, el tratamiento estándar en este tipo de problemas son los corticoides intravenosos, "que suelen responder con la regla del tercio: uno de cada tres afectados mejora sensiblemente, uno de cada tres no, y en el último tercio hay algunas mejoras pero escasas".

Ante esta situación, el estudio del IGF-1 sugiere la perspectiva de, "una vez vista la posibilidad de valerse de la inyección intratimpánica de corticoides, sustituir ésta por la inyección de IGF-1". Con el objetivo de concretar resultados, Lassaletta confía en llevar a cabo un ensayo con afectados en los que los corticoides intravenosos no son útiles, con dos grupos: uno tratado con corticoides intratimpánicos y otro con inyección de IGF-1.



La estatura podría estar vinculada on la hipoacusia y los déficits de IGF-1

Lassaletta y Varela-Nieto han destacado la necesidad de localizar, en primer lugar, y de estudiar, en segundo, a los pocos pacientes conocidos con hipoacusia y deficiencias de IGF-1, especialmente a los que sufren una deficiencia parcial, más fáciles de localizar porque su número es algo mayor. Según han explicado, combinar los análisis de audición con técnicas de imagen del oído interno es una de las posibilidades, a las que se pueden añadir estudios sensoriales más complejos que incluyan los ámbitos vestibular y visual. Pero los investigadores quieren ir más allá. Lassaletta introduce la posibilidad de que los niveles de audición estén relacionados con la talla de las personas, de forma que "a menos estatura podría haber una mayor hipoacusia a lo largo de la vida". Realizar ensayos con personas sordas y de poca altura podría ayudar a desentrañar si, como el médico del Hospital La Paz sugiere, "una menor altura puede estar relacionada con deficiencias de IGF-1". Por su parte, Varela-Nieto señala que, dado que cualquier ayuda puede ser útil, se está empezando a estudiar la relación entre nutrición y audición.

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