miércoles, 12 de enero de 2011

Un consumo elevado de azúcares añadidos en la adolescencia elevaría el riesgo cardiaco :: El Médico Interactivo, Diario Electrónico de la Sanidad ::

Un consumo elevado de azúcares añadidos en la adolescencia podría elevar el riesgo cardiaco en la vida adulta

Redacción

El estudio también muestra que los adolescentes con sobrepeso u obesidad con niveles más elevados de consumo de azúcar añadido tenían mayores signos de resistencia a la insulina, un precursor de la diabetes


Madrid (13- 1-11).- Según un estudio de la Universidad de Emory en Estados Unidos que se publica en la revista Circulation, los adolescentes que consumen cantidades elevadas de azúcares añadidos en bebidas y alimentos son más propensos a tener perfiles pobres de colesterol y triglicéridos que pueden conducir a una enfermedad cardiaca en años posteriores de la vida.

Con azúcares añadidos los autores se refieren a cualquier edulcorante calórico que se añade a alimentos o bebidas en el proceso de producción o por el consumidor.

El trabajo es el primero en evaluar la asociación de los azúcares añadidos y los indicadores de riesgo de enfermedad cardiaca en adolescentes. Los resultados muestran que el 21,4 por ciento de la energía total de los adolescentes estudiados (2.157 individuos entre 12 y 18 años) procedía de esta fuente y que aquellos que consumían niveles más elevados tenían menores niveles de lipoproteínas de alta densidad (HDL), y mayores de triglicéridos y lipoproteínas de baja densidad (LDL).

Además, los resultados mostraron que los adolescentes con un mayor consumo de azúcares añadidos tenían niveles de LDL de 94,3 mg/dL en comparación con los 86,7 mg/dL de los que tomaban niveles más bajos de azúcar, un 9 por ciento de diferencia. Los niveles de triglicéridos en los que tenían un consumo más elevado de azúcares añadidos era de 79 mg/dL en comparación el 71,7 por ciento de los que tomaban niveles más bajos, un 10 por ciento de diferencia.

Por último los autores destacan que los adolescentes con sobrepeso u obesidad con los niveles más altos de consumo de azúcares añadidos tenían mayores signos de resistencia a la insulina.
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