martes, 25 de enero de 2011

Las vacunas, contra su peor enemigo: el éxito - DiarioMedico.com

* Pilar Diego, Pilar García Corbeira, José María Bayas, Ángel Gil, Pilar Arrazola y Magdalena García, protagonistas del foro.

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ESPAÑA
Un foro celebrado en Cuenca
Las vacunas, contra su peor enemigo: el éxito

¿Morir de éxito? No va a ser para tanto, pero las vacunas empiezan a ser víctimas de su eficacia. En las últimas décadas su uso ha reducido la incidencia de muchas enfermedades y ha dejado a muchas de ellas al borde de la desaparición, pero la moneda tiene su cruz: patologías como la gripe se están banalizando, mientras que otras menos prevalentes, como la polio y el sarampión, se infravaloran.



José A. Plaza - Martes, 25 de Enero de 2011 - Actualizado a las 00:00h.


Vacunas
La tuberculosis, la hepatitis y la malaria siguen siendo objetivos prioritarios de la investigación en vacunas.


El éxito siempre tiene sus inconvenientes y el caso de las vacunas no iba a ser una excepción. Cualquiera hubiera firmado hace años la situación actual, pero esta solución preventiva ha dado tan buenos resultados que hoy día se corre el riesgo de que se vea cuestionada. Se están banalizando patologías muy prevalentes, como la gripe, e infravalorando otras poco frecuentes como la polio, el sarampión y la tos ferina.

Esta es una de las conclusiones derivadas del foro Nuevas necesidades, nuevas vacunas, que se ha celebrado en Cuenca organizado por la Asociación Española de Vacunología (AEV) y GSK. El mensaje es claro: hay que seguir vacunando aunque la gravedad de las infecciones se reduzca y aunque las patologías queden arrinconadas hasta casi desaparecer.

Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid, ha señalado que en España "falta cultura de vacunas" y se ha mostrado optimista frente al panorama general en los próximos años: "Los éxitos van a seguir. Como novedades, probablemente la vacuna contra el meningococo B será la que llegue más pronto a la clínica, mientras que los avances para disponer de soluciones en tuberculosis, malaria, sida o dengue van por buen camino".

* Pese a los grandes resultados logrados en los últimos años, las vacunas no se libran del debate social en torno a su necesidad, seguridad y eficacia

Debate público


La seguridad de las vacunas, una de los principales ventajas, siempre se valora en primer lugar antes de su eficacia. Por mucho debate en torno a esta seguridad y a la necesidad de vacunarse (parte de la opinión pública, encabezada por grupos antivacunación, es reticente a su uso generalizado, tal y como se ha podido ver en la pandemia de gripe A), los especialistas no dudan de que el mejor consejo es la prevención.

José María Bayas, del Hospital Clínico de Barcelona y presidente de la AEV, lamenta que no corran buenos tiempos para las vacunas: "El éxito se convierte en polémica y es una pena. Los casos del virus del papiloma humano y la gripe pandémica son buenos ejemplos de cómo las críticas, en muchos casos infundadas, acaban teniendo más peso que una buena labor preventiva". Además, en los últimos años los adyuvantes (también criticados en ciertos sectores) están desempeñando un papel vital en la potenciación del sistema inmune.

La ayuda de la adyuvancia

En este sentido, Pilar García Corbeira, directora del Área de Vacunas de GSK, cree que hay casos en los que se ve claramente la importancia de los adyuvantes: "Hepatitis B con hemodializados, por inmunosupresión; gripe en ancianos, por inmunosenescencia; malaria, por su gran complejidad, y zóster, por necesidad de restaurar la inmunidad celular". Además, ha apuntado la relevancia de lograr respuestas inmunes duraderas (en cáncer de cérvix) y cruzadas (en gripe pandémicas).

Los efectos adversos son otro de los temas recurrentes en vacunas. Pilar Diego, gerente de Farmacovigilancia en el Departamento Médico de GSK, advierte de la importancia de diferenciar entre acontecimiento adverso (reacción surgida tras la vacunación, normalmente sin relación con ésta) y el efecto adverso (problema causado por la vacuna). A su juicio, el desconocimiento social de estos términos puede ser una de las causas de la mala prensa en torno a ciertas vacunas.

Por su parte, Pilar Arrazola, de la Unidad de Vacunación y consejo al Viajero en el Servicio de Medicina Preventiva del Hospital 12 de Octubre, de Madrid, ha asegurado que "la vacunación debe durar toda la vida" y se ha unido al sentir general de "por qué se asume que los niños deben vacunarse y no sucede lo mismo en la edad adulta. La cobertura vacunal en adultos es muy limitada y todo lo bien que está en la edad infantil se pierde según pasan los años". Incluso en la comunidad médica, según han reconocido los participantes en el foro, se olvida la importancia de la vacunación en adultos.

* Se esperan novedades: la próxima vacuna en llegar puede ser la del meningococo B, mientras que la de la malaria podría estar lista en cinco años

En espera de la malaria

La vacunación en el viajero ha sido tratada por Magdalena García, del Hospital General Universitario de Valencia, quien cree que los retrasos en el diagnóstico son uno de los principales problemas. Según ha apuntado, la fiebre amarilla es una de las enfermedades más difíciles de abordar; se trata con virus atenuados, por lo que, aunque la posibilidad es remota, la vacuna podría afectar al sistema nervioso central y causar una patología similar a la que se trata de evitar". Con respecto a la malaria, una de las enfermedades más relacionadas con el turismo, los especialistos de GSK prevén que "en menos de cinco años" haya una vacuna en el mercado (actualmente se encuentra en una fase III muy avanzada).

Riesgo-beneficio

La balanza riesgo-beneficio está muy presente en vacunología. Gil cree que, en casos muy concretos, se puede ser más o menos laxo en la administración de la vacuna: "En ocasiones hay que asumir más riesgos si el resultado son miles de vidas salvadas. La polio en países africanos y el sarampión hemorrágico de los años 90 (se vacunó a menores de nueve meses, pese a que no es recomendable) son dos ejemplos.

Más allá del beneficio probado de las vacunas preventivas actuales (un ámbito que, según han señalado todos los participantes, se seguirá viendo afectado por el debate social), enfermedades como el Alzheimer, la obesidad y el cáncer podrán beneficiarse en un futuro. Gil ha destacado el caso del cáncer pulmonar microcítico y del melanoma, que esperan la llegada de una vacuna terapéutica que se sume a la quimioterapia. La adicción a la nicotina también podría abordarse en forma de vacuna. Es más que probable que en estos casos la respuesta social sea más favorable.

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