martes, 11 de enero de 2011

IntraMed - Noticias médicas - El difícil posoperatorio de Gabrielle Giffords

11 ENE 11 | Víctima del atentado en Tucson
El difícil posoperatorio de Gabrielle Giffords
Podría sufrir daños motores y la pérdida del habla y parte del campo visual. También es posible que se recupere completamente, con mucha rehabilitación.




El Mundo, España

Isabel F. Lantigua | Madrid

La bala entró por la parte trasera de la cabeza de la congresista demócrata Gabrielle Giffords, atravesó el hemisferio izquierdo del cerebro (sin pasar al derecho) y salió por delante. Tras dos horas de operación, en las que retiraron los restos de bala que quedaban, parte de tejido cerebral muerto y aproximadamente la mitad del cráneo -que han guardado para reimplantarlo más adelante-, los cirujanos del Centro Médico Universitario de Tucson (Arizona), adonde trasladaron a la política tras el tiroteo, muestran un "cauto optimismo".

La intervención parece que ha ido bien, según reconoció el jefe de Traumatología del hospital, el doctor Peter Rhee, quien explicó que, a pesar de que la paciente está sedada y con ventilación asistida, por lo que no puede hablar, sí ha sido capaz de comunicarse por gestos y de responder a órdenes simples, "como apretar una mano o levantar dos dedos", algo que es indicativo de que existe "función cerebral".

Sin embargo, de ahí a que se recupere completamente hay un abismo, tal y como admiten los neurocirujanos. A partir de ahora, Giffords se encuentra en el periodo más crítico para su evolución, que se prolongará durante 72 horas.

El doctor Francisco Villarejo, jefe de Neurocirugía del Hospital Niño Jesús y la Clínica La Luz y con experiencia en este tipo de intervenciones, ya que ha atendido a varias víctimas de atentados de las fuerzas de seguridad y a un camarero que recibió un disparo en la cabeza, afirma a ELMUNDO.es que "lo más peligroso para la congresista en estos momentos es que el cerebro se inflame, ya que la bala, a su paso, ha ido arrastrando porciones de hueso, lo que puede producir inflamación. Un riesgo que aumenta aún más tras la cirugía, pues la zona está muy sensible". A este problema se le suman posibles infecciones, hemorragias internas o trombosis cerebral.

No obstante, existen antibióticos y otros fármacos para minimizar estos riesgos y los médicos del centro de Tucson ya los están usando. Giffords está en todo momento monitorizada para actuar rápidamente en cuanto se produzca la más mínima complicación. Pero, tal y como destaca el doctor Rhee, "aún es pronto para evaluar todos los daños cerebrales que ha podido sufrir".


El control del habla y la función motora


La buena noticia para Gabrielle Giffords y sus médicos es que la bala no atravesó de un hemisferio cerebral a otro, ya que en ese caso las posibilidades de supervivencia hubieran sido mucho menores. La mala es que el lado afectado es el izquierdo, responsable del habla, de la comprensión lectora y de la función motora en el 85% de las personas -en todos los diestros y en la mayoría de los zurdos-.

"Es probable que el habla se haya visto afectada por el disparo, pero se podría recuperar con rehabilitación. Asimismo, dependiendo de si la bala ha cruzado o no zonas nobles del cerebro, puede tener dificultades motoras, pero esto también se puede subsanar. Lo que no se puede recuperar es la hemianopsia (la pérdida de la mitad del campo visual) y que es una secuela común si se ha visto afectado el nervio óptico", comenta el doctor Villarejo.

Pero hay esperanza y antecedentes que invitan a ser optimistas. Según recuerda el diario 'The Washington Post', casos peores se han visto, como el de Jim Brady, secretario de prensa de Ronald Reagan, que sobrevivió a un disparo en la cabeza en 1981, cuando intentaron asesinar al ex presidente a su salida del Hotel Hilton de Washington. Las lesiones de Brady eran más severas que las de Giffords, pero se recuperó.

Según indica el equipo que atiende a la congresista, la recuperación de la función neurológica depende de varios factores, como el área específica del cerebro afectada, la trayectoria y velocidad de la bala y, también, la suerte. Pero el proceso será largo y difícil y necesitará mucha voluntad y constancia para su rehabilitación, que podría durar más de un año.
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