viernes, 3 de julio de 2009

Implantan un homoinjerto a un sujeto al que se le retiró un 'stent' infectado


Isidoro Olavide, Carlos García y Gaudencio Espinosa.

EN LA AORTA TORÁCICA DESCENDENTE
Implantan un homoinjerto a un sujeto al que se le retiró un 'stent' infectado

Un equipo multidisciplinar de la Clínica Universidad de Navarra ha extirpado una endoprótesis infectada y ha implantado un homoinjerto, intervención que ha durado más de doce horas. El paciente ha tenido un buen postoperatorio; permaneció en la UCI durante tres días y su estancia en planta se prolongó unas tres semanas.


Redacción - Jueves, 2 de Julio de 2009 - Actualizado a las 00:00h.

llaves conceptuales:
1. el equipo de cirujanos decidió abrir la arteria, extirpar las endoprótesis junto con el segmento de vaso afectado, limpiar la infección e implantar el homoinjerto criopreservado
2. Para obtener el homoinjerto adecuado al tamaño del paciente receptor fue necesario buscar en todos los bancos de órganos existentes en España








Un equipo de cirujanos de la Clínica Universidad de Navarra (CUN) ha conseguido reemplazar un segmento de arteria aorta por un homoinjerto criopreservado tras una operación que se prolongó durante doce horas. La intervención es especialmente complicada, ya que el paciente presentaba una infección de la aorta torácica en el tramo descendente, donde un año antes se le había implantado una endoprótesis.

Para tratar la grave lesión, el equipo de cirujanos decidió abrir la arteria, extirpar las endoprótesis junto con el segmento de vaso afectado, limpiar la infección e implantar el homoinjerto criopreservado. Gaudencio Espinosa, director del Departamento de Cirugía Vascular de la CUN, ha coordinado la intervención, en la que han participado Carlos García Franco, especialista en Cirugía Torácica; Alejandro Martín Trenor, de Cirugía Cardiaca, y Lukasz Stanislaw Dzieciuchowicz y Lukasz Karol Grochowicz, ambos de Cirugía Vascular.

Al paciente operado le precedía, nueve años antes, una historia clínica de infarto de miocardio, por lo que en su hospital de referencia le sometieron a una cirugía de urgencia para revascularizar el miocardio. Debido al infarto y a la urgencia de la situación, el paciente sufrió graves complicaciones, entre ellas, una importante insuficiencia cardiaca, por lo que se hizo necesaria la utilización de un balón de contrapulsación, dispositivo aplicado para reforzar el latido cardiaco.

Al introducir el balón surgieron nuevas complicaciones, ya que se perforó la arteria aorta torácica. Por este motivo, los especialistas le trataron de nuevo con carácter urgente y le colocaron una endoprótesis por el interior de la aorta con el objetivo de ocluir la perforación. Hace dos años se infectó la endoprótesis y el paciente ingresó con nuevo con síntomas de hemoptisis y fiebre. En su centro de referencia le diagnosticaron entonces una fístula aorto-bronquial. Para solventar el problema le implantaron otra endoprótesis con el objetivo de cerrar esa nueva apertura de la arteria que provocaba una fuerte hemorragia hacia los pulmones.

Cambio de vasos
"Cuando llegó el paciente, el equipo médico que lo valoró decidió operar, abrir la aorta, extraer la endoprótesis y el tramo de arteria infectado, limpiar la infección e implantarle el homoinjerto para sustituir el segmento de aorta dañado", describe Espinosa. Es importante que el injerto de arteria trasplantado fuese de tejido biológico, ya que de esta manera propiciaría que las células del paciente desarrollasen sus propias defensas.

Para obtener el homoinjerto adecuado al tamaño del paciente receptor fue necesario buscar en todos los bancos de órganos existentes en España. "El único centro donde localizamos un segmento de aorta compatible con las dimensiones que necesitaba el paciente fue el de Oviedo, desde donde lo remitieron a la Clínica". Una de las principales ventajas que ofrece el homoinjerto criopreservado es que no provoca problemas de rechazo en el organismo receptor.

La operación se programó para el día en que llegó el injerto. Una vez en la Clínica, se procedió a la intervención que comenzó con una toracotomía izquierda (incisión y apertura quirúrgica del tórax por su lado izquierdo), con el objetivo de posibilitar el acceso hasta la aorta torácica descendente, lugar de la arteria donde se localizaba la infección. Se procedió entonces a extraer el tramo de arteria infectado junto con las dos endoprótesis que portaba y se sustituyó por el segmento de aorta criopreservado.

Para realizarla fue necesaria la circulación extracorpórea a fin de mantener irrigada la parte inferior del cuerpo. La parte superior continuaba irrigada por el bombeo del propio corazón. La cirugía se realizó con anestesia general, ventilación de un solo pulmón durante la implantación del injerto y protección de la médula espinal, para evitar que el paciente quedara parapléjico; además, se monitorizó el corazón y la aorta torácica con ecografía a través de una sonda colocada en el esófago permitiendo ver el corazón sin interferir con el trabajo de los cirujanos.

Isidro Olavide, del Departamento de Anestesiología, asegura que "los importantes progresos en anestesia y en cuidados intraoperatorios han disminuido la morbimortalidad en la cirugía de la aorta. En concreto, la cirugía que realizamos requirió por parte de los anestesiólogos y enfermeras de anestesia una gran habilidad en el manejo de los cambios cardiovasculares, una adecuada protección de los órganos vitales y un conocimiento profundo de la terapia con fármacos utilizados para evitar el sangrado y los hemoderivados".
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