martes, 7 de julio de 2009

El tripanosoma rompe su ADN como estrategia para evitar ser detectado



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ESPAÑA
El tripanosoma rompe su ADN como estrategia para evitar ser detectado

El parásito Trypanosoma brucei, que causa la enfermedad del sueño africana, desarrolla una estrategia similar a la que realiza un ladrón cuando usa un disfraz: cada vez que el anfitrión de las células inmunitarias se acerca a destruir el parásito, éste escapa a la detección reordenando su ADN y cambiando su apariencia
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Redacción - Jueves, 16 de Abril de 2009 - Actualizado a las 00:00h.


Los resultados de un estudio que publica hoy la edición digital de la revista Nature, en el que han colaborado dos laboratorios de la Universidad Rockefeller (Estados Unidos), revelan la forma en la que el parásito inicia su escapada, separando ambas hebras de su ADN.

La estrategia de supervivencia del Trypanosoma brucei depende de su capacidad para cambiar su superficie. Los genes que codifican su actual cubierta, que está compuesta enteramente de moléculas llamadas glicoproteínas variantes de superficie, se encuentran en 15 ó 20 regiones cercanas a los extremos cromosómicos. Cuando el sistema inmune del huésped ha destruido a casi todos los parásitos, algunos de los sobrevivientes reordenan su ADN y cambian su cubierta, iniciando una nueva ola de infecciones. Durante este proceso, similar al juego del gato y el ratón, el sistema inmunitario nunca gana y la víctima fallece.

En 2007, George Cross, jefe del Laboratorio de Parasitología Molecular, y Oliver Dreesen, que realiza su posdoctorado en el mismo laboratorio, publicaron un modelo que sugería que la longitud de los telómeros, que cubre los extremos de los cromosomas, regula la frecuencia con la que el parásito cambia su capa superficial.

Según los datos de la investigación, cuando los telómeros se vuelven críticamente cortos se produce una ruptura adyacente a los genes de las glicoproteínas variantes de superficie activamente transcritos y dispara un interruptor. "Basándonos en las observaciones que hicimos en 2007, predijimos que la doble cadena de ADN se rompe tras el cambio, pero no pudimos probarlo", ha dicho Dreesen.

Pero todo cambió cuando Nina Papavasiliou, jefa del Laboratorio de Biología de Linfocitos, y Catharine Boothroyd, que hizo su posdoctorado en el mismo laboratorio, comenzaron a colaborar con Dreesen y Cross. "Tenían el sistema perfecto para comprobar si este modelo es correcto o no", ha señalado Dreesen. "Han desarrollado un ensayo mejorado para medir la frecuencia de conmutación, que es increíblemente importante, pero la clave ha sido que fueron capaces de poner artificialmente las separaciones en los genes activos de glicoproteínas variantes de superficie y ver si la capa superficial había cambiado."

Al trabajar con una enzima de levadura capaz de partir el ADN, el equipo encontró que una ruptura en una región determinada del gen ocasiona que el parásito aumente la frecuencia de conmutación de capa en 250 veces. Durante esta recombinación inducida, un gen de otro cromosoma se duplica y, a continuación, desplaza al gen de glicoproteína variante de superficie, previamente activo.

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